Por: Freddy Argimiro Gutiérrez
Fassano
Si te dedicas al canto te
invito a analizar tu propuesta musical partiendo de las respuestas que le darás
a las siguientes interrogantes:
¿Con cuáles ritmos estás
trabajando?
Anota tu respuesta.
¿A qué “velocidad” interpretas
cada una de las canciones que sueles cantar?
Anota tu respuesta usando en
cada caso una de estas tres palabras: lenta, moderada o rápida.
¿A qué área temática pertenece
cada canción de tu repertorio?
Anota tu respuesta usando en
cada caso una de estas categorías:
1
Canción amorosa: es la que
tiene que ver con las relaciones de pareja, bien sea “antes de”, “en medio de”
o “después de”.
2
Canción social: es la que retrata
la dinámica o el sentir de los habitantes de un pueblo, de una ciudad, de una
región o de un país: sus críticas, sus expectativas, sus faenas, sus costumbres,
etc.
3
Canción política: es la que
toma partido por una tendencia política.
4
Canción filosófica: es la que
aborda asuntos trascendentales como el sentido de la vida, el amor a la
humanidad, la espiritualidad, etc.
5
Canción paisajística o
ecológica: es la que “dibuja” un paisaje con la intención de exaltarlo o de
pedirle a la gente que proteja lo que nos ha dado la naturaleza.
Nota:
Hay canciones que caben en dos
o más áreas temáticas.
¿Para qué sirve este
ejercicio?
Para que determines si tu
repertorio sufre de algún tipo o de muchos tipos de monotonía. No olvides que
un buen cantante puede naufragar si todas las canciones que interpreta confluyen
de forma tediosa en un mismo punto. Procura trabajar varios ritmos, varios
niveles de velocidad y varias áreas temáticas en tu repertorio. No está mal que
haya ciertos elementos repetitivos en tu propuesta musical, pues tiene que
haber un sello, un norte y una personalidad artística, pero siempre cuidando
que la homogeneidad no se transforme en monotonía.
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