martes, 16 de marzo de 2010

LA CANCIÓN (una visión extra-musical)

Por: Freddy Argimiro Gutiérrez Fassano

LA CANCIÓN como obra de arte no pertenece exclusivamente al mundo de la música. Obviamente se requieren habilidades musicales para hacer una canción pero también se requieren otro tipo de destrezas. Es por esto que un buen músico no es necesariamente un buen creador de canciones. En el mundo de LA CANCIÓN la música es un complemento de la letra y viceversa. Si estos dos elementos no combinan entre sí de nada vale que sean “buenos” por separado. La poesía, la melodía, el ritmo, la armonía, los instrumentos acompañantes, el arreglo y el estilo del cantante son “piezas magnéticas”: cuando esas piezas se “atraen” el resultado es satisfactorio, si por el contrario se “repelen” el resultado es caótico. Los más destacados “hacedores de canciones” han sabido conjugar (consciente o inconscientemente) todas estas cosas, pero además se han caracterizado por el compromiso socio-cultural que han asumido con respecto a su tiempo y a su entorno. Sirvan como ejemplo los casos de Alí Primera, Silvio Rodríguez, Luis Mariano Rivera, Tite Curet Alonso, Rubén Blades, Otilio Galíndez, Pablo Milanés y Juan Luis Guerra.

Quienes nos dedicamos a la música tradicional venezolana deberíamos tomar en cuenta los siguientes planteamientos si es que queremos confeccionar un cancionero que valga la pena:

·      Es necesario rescatar la importancia de las letras.

·      Es necesario afinar la puntería a la hora de experimentar. Nuestra música puede darse la mano con algunas sonoridades foráneas, urbanas o “modernas”, pero es indispensable que se destaque “lo venezolano” si queremos hablar de música tradicional. Una cosa es aderezar la música tradicional venezolana y otra cosa es utilizar la música tradicional venezolana como aderezo. Las dos opciones son válidas, lo que no debemos hacer es presentar con el calificativo de "música tradicional venezolana" obras que pertenecen a otros ámbitos sonoros.

·      Es necesario rechazar la idea de que “las temáticas y las letras globalizadas nos garantizarán la internacionalización”. Gracias a esta "GRAN IDEA" muchas de nuestras canciones no despiertan interés en el mundo… ni en Venezuela. Quizás esa “estrategia” funcione con otros géneros musicales, pero no podemos plantear una renovación del repertorio musical venezolano sobre la base de la “invisibilización” de nuestra realidad y la “desvenezolanización” de las nuevas canciones.

·      Es necesario desterrar el chabacano argumento de que “hay que utilizar un lenguaje chabacano porque eso es lo que le gusta a la gente”. Chabacanos son los que piensan así.

·      Es necesario reivindicar la CANCIÓN POLÍTICA y dejar de lado el acomodaticio argumento de que “nosotros somos artistas y no debemos meternos en eso”. Aclaro: cuando hablo de CANCIÓN POLÍTICA no me estoy refiriendo a los partidos ni a las elecciones ni mucho menos al simplismo de musicalizar propagandas a favor o en contra de alguien... ¿A que me refiero entonces? Pues, a la CANCIÓN que se muestra sensible frente a los problemas y las expectativas de la sociedad.

Nota final: las canciones tienen un “ciclo vital”:
1.     Creación
2.   Montaje
3.    Grabación
4.  Difusión masiva

Podríamos decir que el “éxito” de las tres últimas etapas (montaje, grabación y difusión masiva) depende en gran medida de los sellos disqueros, de los institutos de cultura (públicos y privados) y de los medios de comunicación (públicos y privados). Señalar los errores que unos y otros han cometido no es materia de este artículo. Ahora bien ¿quién debe asumir la responsabilidad por lo “bueno” y lo “malo” que ocurra en la etapa de LA CREACIÓN?... Respuesta: fundamentalmente nosotros (los hacedores de canciones). Es así, no hay excusa que valga.

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